viernes, 2 de octubre de 2009

NUNCA POSPONGAS PARA MAÑANA.

Cuando llegas a un Maestro se presenta ante ti un reto aún mayor: tienes que decidir, y la decisión es acerca de lo desconocido, y ha de ser total y absoluta, irreversible.

No es un juego de niños; es un punto sin retorno.

Despertará un gran conflicto en tu interior.

Pero no sigas cambiando de Maestro continuamente porque esta es la manera en la que evitas mirar en tu interior.

Y permanecerás suave, infantil.

La madurez no se producirá en tu interior.
Sólo lo desconocido puede llamarte porque es algo que no has vivido todavía; no te has adentrado en ese territorio.

¡Avanza! Algo nuevo puede ocurrir ahí.
Decide siempre a favor de lo desconocido, cualquiera que sea el riesgo, y crecerás continuamente.

Pero si continúas decidiendo a favor de lo conocido, te mueves en círculo con el pasado una y otra vez.

Continúas repitiendo lo mismo, como si fueras un disco en un gramófono.
Y decide. Cuanto antes lo hagas, mejor.

El posponer es simplemente estúpido.

Mañana también tendrás que decidir, así que

¿por qué no hoy?

¿Acaso crees que mañana serás más sabio que hoy?

¿Crees que mañana estarás más vivo que hoy?

¿Crees que mañana será más joven que hoy, más fresco que hoy?
Mañana serás más viejo, tendrás menos valor; mañana tendrás más experiencia, serás más astuto; mañana la muerte estará más cerca; empezarás a temblar y sentirás más miedo.

Nunca pospongas para mañana.

¿Y quién sabe?

El día de mañana puede llegar o no.

Si tienes que decidir, debes hacerlo ahora.

OSHO